24 de febrero de 2008

Fin del viaje

Suele pasarme que al volver de un viaje me siento en una pequeña nube, ajeno a todo, que es lo que pasa cuando escapas de la burbuja de la normalidad para alterarla temporalmente. De hecho, creo que casi podría medir lo que me ha gustado un viaje por lo disociado de la realidad que me siento a la vuelta. Ahora mismo me siento muy separado del teclado con el que escribo esto, incluso muy lejos de la mesa en la que ahora me apoyo. Ahora mismo sólo me siento cerca de la cama, que es el avión que necesito para poder aterrizar en la normalidad. Y en un nuevo día, que espero sea verdaderamente un nuevo día.

Muchas gracias por el rapto, pecorillas. Por el inusual Singstar. Por las vistas del Peñón. Por las cuestas de Altea. Por atreveros a probar nuestra cocina experimental. Por la compañía, por la simpatía, por haberlo organizado todo.

Me voy de vuelta a la cruda realidad, pero antes de dormirme pensaré en este fin de semana y esbozaré una sonrisa.

2 comentarios:

Ampita dijo...

Me alegro que te lo hayas pasado bien durante el pasado finde ;)

Mon dijo...

La verdad es que me lo pasé estupendamente, ¡cómo no! Estuvimos en cantidad de sitios preciosos (muchos que no conocía y otros que no veía desde niño) y con una compañía de lujo.

Estuvo genial en su mezcla de planificación, improvisación y sopresa, ¡todo en uno! Es una putada que nos lloviese el último día pero bueno, nos lo pasamos bien con más cocina experimental :P

De verdad que hay que repetirlo... ;)