10 de febrero de 2009

Panificando

Ayer vi en el estante que tenía desde octubre casi medio kilo de harina muerta de la risa, así que me entró el venazo y me puse a mirar recetas de pan. Teniendo en cuenta que la última vez que intenté hacer algo de repostería acabé con una barra de pan de la densidad del adamantium y que el pentágono me compró la receta del último bizcocho que preparé para fabricar un búnker presidencial biodegradable, la cosa no pintaba bien. Pero encontré una receta que se adecuaba a los escasos ingredientes de los que disponía, y me he decidido a prepararlo esta mañana.

Sorprendentemente ha salido bueno, pese a este pequeño número de cambios que he introducido con respecto la receta original:
  • El doble o más de levadura
  • Harina echada a ojo, pero yo diría que unos 100g más seguros
  • Unas 5-6h de tiempo de levado en vez de 1h y 1/2
  • Olvidarme de humedecer la parte superior de la barra antes de hornearla
  • Enharinar excesivamente la barra
  • Hornear casi el triple de tiempo porque la harina hacía parecer que la barra no se había cocido
El caso es que ha salido muy bueno, aunque con un sabor y textura bastante reminiscentes de la típica chapata o pan de pueblo de Mercadona, pero sin ser tan gomoso, algo más consistente. Con un poco de tomate restregado y una loncha de jamón del "Pack Español" que me trajo Alber (donado amablemente por la familia Zambrano) he visto el cielo. Y yo que decía que no echaba el jamoncito de menos.

Por cierto, hay que decir que el jamón ha triunfado en los paladares holandeses. Al menos a Olly (mi compañera de piso) le ha encantado. Según ella el gusto del jamón era... especial, que el tomate le daba un puntito interesante al jamón. Le he intentado explicar que sólo con eso ya podría empadronarse en España, pero no ha pillado el chiste del todo, me temo.

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