15 de octubre de 2008

De cuando yo era karateka...

Ayer hablando con un amigo, me insistía en que me apuntara con él a clases de Hapkido. Y es que en el gimnasio de la universidad tienen muchísimas actividades, entre ellas diversos tipos de artes marciales. La verdad es que me interesa porque es distinto a lo que he hecho hasta ahora, y se enfoca más a la defensa y al uso de la fuerza del enemigo que el karate, que está orientado más a la resistencia activa (dar hostias como panes).

El caso es que con la charla de ayer me acordé de tiempos muy lejanos, cuando practicaba Karate Kyokushin-kai (Karate al KO). Una de las cosas que se hacían en clase era hablar un poco sobre varios de los preceptos del estilo, y conocer su historia. Para esto teníamos un libro que además de tener todas las katas (técnicas) de los primeros niveles, contenía la biografía del fundador del estilo, Mas Oyama. Aunque estas cosas tienen algo más de fantasía que de realidad, hay un párrafo que me encantaba por como estaba escrito. Como tengo el libro a fer la mar de aquí, he tenido que buscar el texto en inglés y traducirlo. No es exactamente lo mismo, pero decía algo así:

"En Abril de 1952, Mas Oyama viajó a los Estados Unidos, donde estuvo un año entero realizando demostraciones en vivo en las cadenas nacionales. Luchaba contra boxeadores profesionales, luchadores, o cualquiera que quisiese desafiarlo.

Llegó a enfrentarse a un total de 270 contricantes y los ganó a todos, a muchos de ellos de un solo golpe. Ninguna pelea duró más de tres minutos y muchas de ellas tan solo escasos segundos. Oyama basaba sus peleas en el principio de los Samurai de "un golpe, una muerte" (Ichi geki, hissatsu). Si se te acercaba, la pelea había terminado. Allí donde golpeaba, rompía hueso. Bloquearlo significaba romperse un brazo o dislocárselo, y no bloquearlo en el mejor de los casos resultaba varias costillas rotas. Por su fuerza y habilidad lo empezaron a conocer como La Mano de Dios (God Hand). Para él, ésa era la verdadera meta y sentido del karate. La estética y complejidad técnica quedaban relegadas a un segundo plano."
Extracto traducido de ésta web

1 comentario:

Anónimo dijo...

vaya que grande